PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA VOLUNTAD
En esta temporada de fin de año es cuando las personas nos proponemos a desear a nuestras amistades la paz y la prosperidad para el año que se avecina, ¿pero en realidad lo deseamos, o solamente es una costumbre?
Veamos lo que nos dice San Juan en sus versículos del 14 al 27, "La paz os dejo, mi paz os doy, no como el mundo la da, yo os la doy, que no se turbe vuestro corazón ni tenga miedo"
Esta es la paz que nos debemos de dar, pues la paz no solamente es un momento de nuestra vida, si no un deseo permanente de que nuestro espíritu esté tranquilo, que no tenga miedo a la oscuridad, a los malos momentos, es un estado de conciencia.
Es este estado de conciencia el que nos permite tener tranquilidad, sentir amor hacia nuestra familia y hacia nuestros semejantes, no temer a los acontecimientos, a la soledad o al infortunio.
Muchas personas dicen sentirse en paz, pero sienten temor a lo desconocido, esto los tiene sumidos en la oscuridad de su mente, no tienen luz.
Recuerden que Dios en el principio separó la Luz de las Tinieblas, con esto se quiere decir que estableció la iluminación para que reinaran sus leyes en el universo, para que estas trajeran conocimiento a los seres que estaba por crear.
En algunas de las escuelas místicas de Egipto y del Oriente, se trata de instruir a los estudiantes sobre el conocimiento de la verdad de las cosas, a que tengan conocimiento de las leyes de Dios para que una vez instruidos en ellas las conozcan y no tengan temor a lo que para otros es desconocido. Esto es lo que en esas escuelas se llama tener y gozar de PAZ PROFUNDA.
Es esto lo que debemos desear a nuestros semejantes, enseñarles las leyes del universo, las leyes de Dios para que las comprenda y las utilice para bien suyo y de la humanidad, para que no viva en la oscuridad y no tenga temor a lo desconocido.
Por lo pronto yo les deseo igual que lo hacía el Gran Faraón egipcio Akenathón "Deseo felicidad por siempre y para siempre.
ISRAEL CORONADO.
