Al tercer día después de la crucifixión, Jesús fue rescatado por sus discípulos.
Después de que Jesús fue crucificado fue trasladado por algunos de sus discípulos, entre los que se encontraba José de Arimatea, a un sepulcro que había sido preparado de antemano para llevar a su maestro para que reposara.
La costumbre para el sacrificio de los crucificados era quebrarles las piernas con el propósito de que al no tener soporte para su cuerpo estos terminaran asfixiándose debido a su propio peso, lo que venía sucediendo después de varios días de agonía.
Pero en el caso de Jesús este acto fue dispensado debido a un acuerdo entre las autoridades y algunos de sus discípulos que tenían influencia política, de tal manera que al caer la tarde acudieron éstos por el cuerpo de su maestro para bajarlo de la cruz y llevarlo a un lugar previamente acondicionado para ello.
A una hora temprana del día siguiente un grupo pequeño de sus discípulos, de los mas avanzados en los estudios, previamente seleccionados para llevar a cabo la visita correspondiente acudieron al lugar donde lo habían colocado encontrándolo recuperado y sentado.
Jesús había recobrado fuerzas gracias a unos ejercicios que él mismo había enseñado a sus discípulos así como a su armonización con las leyes naturales.
Los mencionados discípulos lo subieron a un potro y lo cubrieron con mantas gruesas pues aún estaba lloviendo y lo llevaron a un lugar seguro que era propiedad de la fraternidad.
Todo lo mencionado arriba se puede confirmar pues ninguno de los evangelios canónicos menciona que hubiera muerto. En el Evangelio de San Juan dice "Creyendo que estaba muerto".
En cuanto a las heridas en el costado provocadas por un soldado se observaba que aún salía sangre y un líquido transparente, de modo que eso denotaba que Jesús aún tenía vida.
Si bien el Credo cristiano menciona que "fue crucificado, muerto y sepultado", habremos de mencionar que este fue compuesto durante los concilios que se llevaron a cabo mucho tiempo después y se hizo para justificar la resurrección.
Recordemos lo mencionado en Lucas 24:5 donde se menciona que se aparecieron al grupo que lo iba a curar de las heridas dos personajes luminosos quienes les dijeron "¿Porque buscáis entre los muertos al que vive?", tomando en cuenta que la escena se llevó a cabo en un lugar donde solo hay muertos. Esas palabras las podemos parafrasear de la siguiente manera: "Si buscáis a Jesús el siempre viviente Hijo de Dios, ¿Porqué venís a un cementerio y escudriñáis las tumbas y sepulturas para ver si lo encontráis?, ¿Porqué esperáis encontrar a un viviente en donde solo hay muertos?
Los textos antiguos hacen referencia a que después de la crucifixión fue colocado Jesús en un sepulcro entre los muertos y que muy luego resurgió de aquel lugar y de aquel ambiente y volvió a su sitio entre los vivos.
Israel Coronado
